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¡La alegría de vivir la Cuaresma en la parroquia!

La Cuaresma es, y debe ser, un tiempo de alegría pues preparan al espíritu para recibir un gran tesoro, al gran milagro de la Resurrección. Una alegría fruto de sacrificios, esfuerzos y trabajos por llegar a la Pascua.

Si la Pascua es el triunfo de la Vida sobre la muerte, la Cuaresma es un anticipo de ese triunfo; por ello nos preparamos con sacrificios, ayunos y más oración.


¡En estos días hemos vivido tres encuentros cuaresmales de alegría!

Considerando el sacramento de la Unción de enfermos, a la luz de la Pascua, vemos que la acción del Señor resucitado se prolonga hoy para los enfermos graves, aquellos que se ven en peligro, mermadas sus fuerzas, con sufrimientos morales y espirituales desencadenados por la precariedad de su situación.Cristo va a obrar en ellos, para ayuda, alivio, consuelo y fortaleza.


Al ser un sacramento que no debemos de considerar tenebroso  triste o extremo, lo celebramos dentro de la misa con niños para que ellos, a los que se suele esconder este momento, lo pudieran celebrar con sus seres queridos. Que bonito fue ver a los nietos con sus abuelos con la fe de que la alegría del Espíritu Santo, por medio del óleo bendecido, va a actuar, santificar, pacificarlos.


Carlos y Mane nos amenizaron la tarde del sábado diez de marzo en dos sesiones repletas de familias. Con la colaboración tan cercana a nuestra parroquia del Parque infantil La Sirenita.




Un fin de semana dedicado al Seminario de Getafe, en el que Ignacio, seminarista de cuarto año, que nos compartió su vocación animando a que aquél que sienta la llamada de Dios al sacerdocio no la apague.

De parte de la parroquia, una niña le hizo un obsequio que tenía grabada la frase "No te olvides de rezar". Ignacio además de todas las intenciones de las que nos hablaste, "No te olvides de rezar por nosotros".

PARA SABER QUIÉN ES IGNACIO RUÍZ MOLDES ¡¡¡HAZ CLICK!!! 



Mi nombre es Ignacio, y soy seminarista de cuarto curso de esta, nuestra Diócesis de Getafe, y actualmente también ayudo en la parroquia, San Juan de Ávila. En el seminario somos 30 seminaristas, y esto nos recuerda que Dios sigue llamando al sacerdocio, sigue llamando a hombres para hacerles felices imitandole y siguiendo sus pasos en el sacerdocio. El sacerdocio lo instituye Cristo, y todavía hoy sigue habiendo sacerdotes que se entregan por amor a Dios. ¿Y qué mejor entrega a Dios que una entrega en los hermanos? El sacerdote es el puente entre Dios y los hombres, es la persona que hace visible a Dios en nuestras vidas con los sacramentos, y no solo con los sacramentos.

También es un recuerdo en nuestros corazones de que Dios nos ama y que entrega su vida por nosotros. En mi caso yo conocí al Señor en un momento de mi vida, pero me olvide de Él y seguí con mi vida sin prestarle atención, una vida que muchos chicos llevan hoy en día, que sin ser una mala vida era una vida sin Jesús, y eso la ennegrecía. Mi vida la cambia el encuentro con una persona, yo fui a una convivencia con mi colegio y me encuentre con alguien, me encuentre con Jesucristo vivo. Volví a mi vida sin cambiarla, pero yo sabía que Jesús estaba ahí y que me buscaba. Así que cuando vi que poniendo a Jesús en el centro de mi vida esta cambiaba, que mi vida tomaba un nuevo ritmo, decidí preguntarle a Dios que quería hacer de mí, “Señor, ¿qué mandáis hacer de mí?”.

Porque cuando uno pone la mirada en Dios se da cuenta de lo pequeño que es y de lo grande que es Dios, pero entonces el Señor nos muestra su mirada misericordiosa. Y también nos dice que Él no nos quiere por lo que hacemos, sino por quienes somos, por ser sus hijos. A veces es un camino difícil con interrogantes y con inquietudes, como cualquier otra vocación. Y por eso os pedimos que recéis por nosotros, que es lo que más falta nos hace y el mayor regalo que podéis hacernos. Vuestra oración nos da fuera. Pedid también para que los que escuchan la voz del Señor no tengan miedo y que le sigan. Jesús no quita nada, sino que lleva todo a plenitud, Jesús le quita el envoltorio a nuestra vida para enseñarnos el auténtico regalo que se esconde bajo del envoltorio, que aunque siendo bonito el envoltorio no es lo


verdaderamente importante. El seminario es donde se forman los sacerdotes que luego vendrán a las parroquias, y por eso es importante que tomemos conciencia de que es algo de todos y que todos, de una manera o de otra, formamos parte del seminario y que podemos, y debemos ayudarle. Por eso también el seminario es vuestro. También quiero daros las gracias, gracias por vuestras oraciones, por vuestra ayuda al seminario, y sobre todo por confiar en Dios, porque si nos fiamos, Jesús nos enseñará que solo Dios basta. Gracias por todo, muchas gracias.

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