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¡Para que se los cuentes a tus hijos!


EL ÁRBOL DE NAVIDAD

Se cuenta que cuando nació Jesús en Belén como hacía mucho frío se puso a llorar. Para calmarlo uno de los pastores que estaba adorándolo y que era malabarista cogió tres piedras de colores y empezó a hacer sus malabares y el Niño Jesús al verlo dejó de llorar y enseguida comenzó a reírse. Pero el malabarista se cansaba y cuando paraba el Niño Jesús comenzaba de nuevo su lloriqueo, hasta que se le ocurrió la feliz idea de colgar las tres piedras en las ramas de un abeto que estaba junto a la gruta de Belén. El viento hacía que las piedras se movieran y el Niño Jesús dejaba de llorar y se reía. Y de esta forma tan sencilla es como empezó la tradición del árbol de Navidad.

EL SUEÑO DE MARÍA

  • Tuve un sueño José!

  • ¿Qué sueño? ¡Dime María!

  • Y la Virgen María contó…

“No lo pude comprender, realmente no, pero creo que se trataba del nacimiento de nuestro hijo. Creo que sí era acerca de esto. La gente estaba haciendo los preparativos con seis semanas de anticipación. Decoraban las casas y compraban ropa nueva. Salían de compras muchas veces, y adquirían elaborados regalos. Era muy peculiar ya que los regalos no eran para nuestro hijo. Los envolvían con hermosos papeles y los ataban con preciosos lazos, y todo lo colocaban debajo de un árbol. Sí, un árbol José, dentro de sus casas. Esta gente estaba decorando el árbol también. Las ramas llenas de bolas de colores y adornos que brillaban. Había una figura en lo alto del árbol. Me parecía ver un ángel, ¡Oh, era verdaderamente hermoso!. Toda la gente estaba feliz y sonriente. Todos estaban emocionados por los regalos. Se los intercambiaban unos con otros, José, no quedó ninguno para nuestro Hijo. Sabes, creo que ni siquiera lo conocen, pues nunca mencionaron su nombre. ¿No te parece extraño que la gente se meta en tantos problemas para celebrar el cumpleaños de alguien que ni si quieren conocen?. Tuve la sensación de que si nuestro Hijo hubiera estado en esa celebración hubiese sido un intruso solamente. Todos estaba tan hermoso, José, y todo el mundo feliz, pero yo sentí enormes ganas de llorar. Que tristeza para Jesús, no ser deseado en su propia fiesta de cumpleaños. Estoy contenta porque sólo fue un sueño. Pero que terrible, José, si eso hubiese sido realidad”.


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